En mi opinión, todo directivo
debe ser emprendedor. Este perfil de emprendedor no solo es aplicable al
empresario sino a sus inmediatos colaboradores: los directivos.
A continuación, y de forma
esquemática, se indican 30 puntos para ayudar en el autodiagnóstico y a los que el directivo emprendedor debe
responder, puntuándolos del 1 al 5 (siendo exigente en la respuesta y crítico) e intentar poner los medios para mejorar los puntuados por debajo del 4.
Seguro que, con tu experiencia,
eres capaz de aportar más puntos a tener en cuenta para ser un buen directivo
emprendedor. Por ello, te animo a que los incorpores en los comentarios de esta
nota para que otras personas puedan beneficiarse.
- Tengo formación suficiente para ser eficaz en el puesto que ocupo.
- Participo en congresos, conferencias, ferias…
- Conozco a mis principales empresas competidoras.
- Conozco la legislación que regula la actividad que desempeño.
- Estoy en contacto con los organismos relacionados con mi actividad (nacionales e internacionales).
- Tengo actualizada la base de datos de clientes y conozco su nivel de satisfacción con el servicio que les ofrezco.
- Tengo actualizada la base de datos de proveedores y clasificados en función de la calidad-precio que me ofrecen, seleccionando e incorporando a los mejores.
- Me propongo, al menos cada tres meses, conseguir un cliente nuevo y fidelizarle.
- Reviso, al menos mensualmente, los objetivos conseguidos y a conseguir. Llevo control económico de los mismos.
- Analizo, al menos mensualmente, el estado del presupuesto previsto. Corrijo las desviaciones.
- Conozco y participo activamente en la misión, visión y valores de mi empresa.
- Propongo nuevas ideas que den valor a la empresa y diseño la hoja de ruta para su ejecución.
- Conozco a mi personal no solo en la actividad profesional si no también en la familiar y social. También me conocen a mí.
- Soy asequible a los demás. Me localizan con facilidad.
- Conozco las fechas importantes de mi equipo: cumpleaños, aniversarios boda, nacimiento hijos… Tengo un pequeño detalle con ellos.
- Propongo incentivos para mi equipo, tanto económicos como materiales.
- Doy la misma importancia a las cosas pequeñas que a los grandes proyectos.
- Respondo siempre a las cuestiones que me plantean. Detesto el “silencio administrativo”.
- En mi equipo es fácil y constructiva la comunicación. Todos aportan sus opiniones.
- Soy claro y breve en las reuniones necesarias (no más de 30 minutos).
- Mi forma de proceder en la asignación de tareas es: comunicarla claramente, escuchar las opiniones, rectificar si fuese necesario, decidir.
- Pongo los medios para corregir los defectos que detecto en mi forma de actuar.
- Me ven alegre y optimista en mi trabajo.
- Pido disculpas si me he equivocado o herido con mi respuesta o actuación.
- Sé delegar. No me siento imprescindible.
- Sé ponerme un horario que dé fin a la jornada para dedicar el resto a mi familia.
- Soy consciente de la importancia ética que exige mi puesto: laboriosidad, orden, puntualidad, honestidad, buen porte externo, sigilo profesional, detestar la corrupción…
- Impulso la formación continua.
- Impulso la formación académica en los jóvenes.
- Formo a quien me tenga que sustituir.
Muy interesante y útil, Antonio. Lo comparto en Facebook y Twitter. Un abrazo.
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