jueves, 8 de agosto de 2019

¿ENSEÑANZA DIFERENCIADA O MIXTA?


Asistimos en la actualidad a un debate político -que no social- sobre la conveniencia o no de que en los centros educativos se imparta la enseñanza oficial de forma diferente –que no distinta- a los chicos que a las chicas.

Dediquemos unos breves párrafos a definir la enseñanza diferenciada y sus objetivos:


Ø  La enseñanza diferenciada, tal y como actualmente se entiende, es la impartición de la educación a grupos de alumnos o a grupos de alumnas; es decir, no comparten el aula en las materias que componen el currículo educativo del nivel de enseñanza que cursen.
Ø  En algunos casos, no solamente no comparten el aula sino que tampoco comparten el centro educativo si este ha optado por esta opción de enseñanza en toda la institución.

Ø  Pretende atender de forma personalizada y en grupo las diferencias psíquicas, biológicas e intelectuales del hombre y la mujer para conseguir los mejores resultados.


No dejo de preguntarme cuál pueda ser la causa para que este debate tenga actualidad. ¿Me prohibiría alguien el que mis hijos puedan estudiar en un centro público, donde el estado tiene unos costes por las plazas que ocupen? Y si -parece lo probable- no me prohibiría nadie que estudie mi hijo en un centro público, ¿por qué me ponen limitaciones a que pueda elegir el centro donde quiero que mis hijos estudien, aunque sea concertado?

Claro que, para que mis hijos estudien donde creo conveniente, es la Administración Pública quien debe poner los medios y darme facilidades de ver cumplido ese deseo –y derecho-. Siempre que, por supuesto, haya demanda suficiente y los recursos que se asignen en forma de subvención sean rentables o, al menos, no sean deficitarios. Los cálculos son fáciles de hacer:

CENTRO PÚBLICO: 500 plazas de ESO multiplicadas por los gastos necesarios para atenderlas serían igual al total de euros a asignar.
CENTRO CONCERTADO: Hacer el mismo planteamiento numérico.
DECISIÓN: No concertar el centro concertado si es más costoso que el centro público, salvo excepciones particulares donde el centro público no pueda atender a la población.
Creo que es de sentido común el planteamiento anterior: aplicar por la Administración únicamente criterios económicos; salvo en el caso que el centro a concertar no cumpla las obligaciones constitucionales: racista, radicalismo político o religioso, terrorista, elitista…
Mi reflexión, por tanto, me lleva a concluir que si la Administración no respeta -ni pone los medios para ello- que yo pueda elegir libremente llevar a mis hijos al centro que crea conveniente, es porque aplica otro tipo de criterios: ¿Ideología? ¿Miedo a la libertad? ¿Prepotencia? ¿Falta de sentido común? ¿No creer en la madurez de decisión de las personas? ¿No tener confianza en el modelo público y, por tanto, tener miedo a que desaparezca? Serían interminables las preguntas que me seguiría haciendo sin llegar a comprender el porqué del rechazo a la enseñanza diferenciada.
Igual planteamiento me hago para estar en contra de todos los que apostasen únicamente por la opción educativa de Enseñanza Diferenciada. Caerían en los mismos errores de los que se sitúan en la posición opuesta.

¿Y qué opción es el mejor? En mi lectura e interpretación de los datos estadísticos no saco conclusión definitiva a favor de una u otra opción (diferenciada o mixta). Parece ser que en la diferenciada se pueden obtener mejores resultados  en las chicas en el área lingüística y en los chicos en el cálculo. Pero esa diferencia puede equilibrarse con el paso del tiempo y en función de la motivación de unas y otros en esas áreas. Para mí, lo más importante es que pueda optar por la opción que crea conveniente. No es el Estado quien debe obligarme a cómo educo a mis hijos, más bien soy yo quien debe tener el derecho a pedir al Estado los medios (centro, profesorado, subvención) para educarles como crea conveniente.

Qué padres darían una respuesta negativa a la pregunta ¿Quieren Uds. educar a sus hijos en el colegio que quieran? ¿Por qué entonces esa inquina de algunos grupos políticos y sociales a negar este deseo –y derecho- de los padres?

Animo a reflexionar a los responsables de establecer las políticas educativas a tener en cuenta el principio de libertad que debe imperar en toda la humanidad y a poner los recursos necesarios para que no pueda haber discriminaciones en la elección de opción educativa. Seguro que habrá más paz social, mayor calidad educativa –tanto en centros públicos como en concertados y sin concertar- y un mejor aprovechamiento de los recursos destinados por el Estado a la educación, ya que los puestos escolares se establecerían en función de la demanda.

NOTA FINAL: He querido hacer un planteamiento puramente basado en el sentido común, sin hacer referencia a las distintas disposiciones que protegen el derecho de educar a los hijos en el estilo educativo que pidan los padres. No obstante, modo de ejemplo, se citan algunas de estas disposiciones:

·        arts. 27.1 y 27.3 Constitución Española
·       Sentencia de 29 de junio de la Gran Sala de la Corte europea de Derechos Humanos (Application no. 15472/02)
·    Sentencia del 9 de octubre de 2007 de la Sala Segunda de la Corte europea de Derechos Humanos. (Application no. 1448/04)
·        Sentencia de 20.12.99 de la Audiencia Nacional
·        Sentencia 406/11 y 412/11Tribunal Superior de Justicia Principado de Asturias
·        artículo 26,3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Para mayor información, animo a leer lo publicado el el blog “Interrogantes”, de Alfonso Aguiló, https://www.interrogantes.net/?s=diferenciada

A continuación, expongo en una Power Point (convertido a imagen) opiniones a favor y en contra de las dos opciones: diferenciada y mixta.


















martes, 26 de febrero de 2019

ESTOY HECHO UN LÍO: ¿CÓMO EDUCO A MIS HIJOS?


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Estoy hecho un lío: ¿Cómo educo a mis hijos?

Quizás te suene la frase del título de esta nota, incluso puede que la hayas pronunciado tú. Y la verdad es que no te falta razón porque la educación de los hijos es complicada, por no decir muy difícil. Sobre todo cuando tus hijos alcanzan la adolescencia y te enfrentas a situaciones en las que lo normal es que piensen muy distinto a ti.

Educar es una gran aventura, llena de viricuetos, sacrificios, alegrías, penas, desánimos,  satisfacciones, 
contradicciones, gratificaciones, 
incertidumbres... Es una aventura en la que sabes dónde quieres llegar pero no sabes cómo. Es como montar en la montaña rusa del parque de la ciudad: inicias el recorrido con mucha ilusión pero a medida que avanzas y vas oyendo el chirriar de los railes empieza a aparecer una especie de vértigo que lleva a cerrar los ojos y desear que aquella aventura termine pronto, aunque en el fondo tienes la satisfacción de haberlo intentado. Sí, es una aventura; pero una aventura de amor.

Lo cierto es que no hay que obsesionarse. Cada uno lo hace lo mejor que puede pero es verdad que habrá que poner algunos medios y disposiciones para que, salga como salga el resultado final, podamos decir: lo intenté lo mejor que supe.

¿Te imaginas construir un edificio, empezando en la segunda planta? Quizás pueda hacerse en alguna película de “Misión imposible” pero se me antoja que será complicado en la realidad ¿Qué quiero decir con esto? que las cosas hay que empezarlas con buena base, con buenos cimientos. No hay que desaprovechar los primeros momentos del bebé para empezar a educar ¡Pero si no se enteran! Eso te crees tú. Sabes, porque lo has experimentado quizá, que los niños perciben desde el primer momento si se les trata con cariño, si hay palabras llenas de afectividad y no gritos entre los padres, si se respetan sus momentos de higiene y sueño...

Si los cimientos no se ponen bien asentados, lo más probable es que, con el tiempo, aparezcan grietas y, en el peor de los casos, se derrumbe el edificio. Así pasa con la educación.

¿Y mi descanso? ¿Y mi momento? ¿Y mi espacio? ¿Y mi...? Es cuestión de prioridades. Si quieres a tus hijos -que los quieres- no te plantearás el Y mi... Pues bien, en esos momentos de prioridades (¿yo o mis hijos?) empieza la educación. Por tanto, habrá que empezar a ejercer férreamente la FORTALEZA para exigirte y para exigir, y dejar a un lado el yo.

Según va avanzando el tiempo, teniendo en cuenta la edad de tus hijos, tendrás que ir adaptando las exigencias y las concesiones. Una cosa tienes clara: quieres que sean estudiosos, ordenados, amables, cariñosos, alegres... Para cada una de esas cosas que quieres, plantéate  los medios para conseguirlo (y si tienes dudas: consulta a la persona que sabes que tiene buen criterio). La educación es como un poliedro irregular y tendrás que adaptar tu exigir -con cariño- a los distintos momentos (las distintas caras del poliedro) por el que pasen tus hijos: optimista, pesimista, animoso, decaído, a su normal expresión adolescente todo es una m...

Será muy difícil si solo estás tú en esta apasionante aventura. Necesitarás compartir con tu cónyuge la misma idea de educación. Si no, ya te vaticino que será un fracaso. A lo mejor sucede como en la lotería: que toque el premio, pero... ¿conoces a muchos premiados?

Muy importante también es que cuentes con la ayuda y asesoramiento del centro educativo al que llevas a tu hijo, al que elegiste porque estabas de acuerdo con su ideario. Y si no lo elegiste por ese motivo, te vuelvo a recordar lo de la lotería...

Llega la adolescencia y parece que el castillo de naipes, construido con ilusión, cariño, sacrificio..., se viene abajo. No te preocupes, es normal ¿No recuerdas tu adolescencia? lo importante es mantenerte fiel a tus principios (una buena educación para tus hijos), aunque seguro que no gustarán al adolescente. No los cambies, como insinuaba Groucho Marx. Tendrás momentos duros, tristes, incluso puede que llores, pero no pierdas la esperanza: sé fuerte. Un paso atrás (concesiones) y dos pasos adelante (exigencias).

Y con ese dar el corazón y la vida por tus hijos, con mucho amor y mucha exigencia (siempre acorde a su edad) irás viendo cómo, poco a poco, sin prisas, los frutos aparecen; y tendrás la satisfacción de haberlo intentado lo mejor que supiste.

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No te olvides de aplicar -o al menos, intentarlo- en todo el bonito recorrido de la educación: fortaleza, paciencia, buen humor, no discutir con tu cónyuge delante de tus hijos, sacrificio, alegría, optimismo... Y todo lo que tú bien sabes para lograr que tus hijos sean buenas personas, libres y responsables. Ah! y disfruta con todo lo que tus hijos hagan bien y ¡ANIMA SIEMPRE!

COMENTARIOS AL ANTEPROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE ORDENACIÓN E INTEGRACION DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL

Con fecha 15 de junio de 2021 se ha presentado por el Gobierno el anteproyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación P...