martes, 26 de febrero de 2019

ESTOY HECHO UN LÍO: ¿CÓMO EDUCO A MIS HIJOS?


-->
Estoy hecho un lío: ¿Cómo educo a mis hijos?

Quizás te suene la frase del título de esta nota, incluso puede que la hayas pronunciado tú. Y la verdad es que no te falta razón porque la educación de los hijos es complicada, por no decir muy difícil. Sobre todo cuando tus hijos alcanzan la adolescencia y te enfrentas a situaciones en las que lo normal es que piensen muy distinto a ti.

Educar es una gran aventura, llena de viricuetos, sacrificios, alegrías, penas, desánimos,  satisfacciones, 
contradicciones, gratificaciones, 
incertidumbres... Es una aventura en la que sabes dónde quieres llegar pero no sabes cómo. Es como montar en la montaña rusa del parque de la ciudad: inicias el recorrido con mucha ilusión pero a medida que avanzas y vas oyendo el chirriar de los railes empieza a aparecer una especie de vértigo que lleva a cerrar los ojos y desear que aquella aventura termine pronto, aunque en el fondo tienes la satisfacción de haberlo intentado. Sí, es una aventura; pero una aventura de amor.

Lo cierto es que no hay que obsesionarse. Cada uno lo hace lo mejor que puede pero es verdad que habrá que poner algunos medios y disposiciones para que, salga como salga el resultado final, podamos decir: lo intenté lo mejor que supe.

¿Te imaginas construir un edificio, empezando en la segunda planta? Quizás pueda hacerse en alguna película de “Misión imposible” pero se me antoja que será complicado en la realidad ¿Qué quiero decir con esto? que las cosas hay que empezarlas con buena base, con buenos cimientos. No hay que desaprovechar los primeros momentos del bebé para empezar a educar ¡Pero si no se enteran! Eso te crees tú. Sabes, porque lo has experimentado quizá, que los niños perciben desde el primer momento si se les trata con cariño, si hay palabras llenas de afectividad y no gritos entre los padres, si se respetan sus momentos de higiene y sueño...

Si los cimientos no se ponen bien asentados, lo más probable es que, con el tiempo, aparezcan grietas y, en el peor de los casos, se derrumbe el edificio. Así pasa con la educación.

¿Y mi descanso? ¿Y mi momento? ¿Y mi espacio? ¿Y mi...? Es cuestión de prioridades. Si quieres a tus hijos -que los quieres- no te plantearás el Y mi... Pues bien, en esos momentos de prioridades (¿yo o mis hijos?) empieza la educación. Por tanto, habrá que empezar a ejercer férreamente la FORTALEZA para exigirte y para exigir, y dejar a un lado el yo.

Según va avanzando el tiempo, teniendo en cuenta la edad de tus hijos, tendrás que ir adaptando las exigencias y las concesiones. Una cosa tienes clara: quieres que sean estudiosos, ordenados, amables, cariñosos, alegres... Para cada una de esas cosas que quieres, plantéate  los medios para conseguirlo (y si tienes dudas: consulta a la persona que sabes que tiene buen criterio). La educación es como un poliedro irregular y tendrás que adaptar tu exigir -con cariño- a los distintos momentos (las distintas caras del poliedro) por el que pasen tus hijos: optimista, pesimista, animoso, decaído, a su normal expresión adolescente todo es una m...

Será muy difícil si solo estás tú en esta apasionante aventura. Necesitarás compartir con tu cónyuge la misma idea de educación. Si no, ya te vaticino que será un fracaso. A lo mejor sucede como en la lotería: que toque el premio, pero... ¿conoces a muchos premiados?

Muy importante también es que cuentes con la ayuda y asesoramiento del centro educativo al que llevas a tu hijo, al que elegiste porque estabas de acuerdo con su ideario. Y si no lo elegiste por ese motivo, te vuelvo a recordar lo de la lotería...

Llega la adolescencia y parece que el castillo de naipes, construido con ilusión, cariño, sacrificio..., se viene abajo. No te preocupes, es normal ¿No recuerdas tu adolescencia? lo importante es mantenerte fiel a tus principios (una buena educación para tus hijos), aunque seguro que no gustarán al adolescente. No los cambies, como insinuaba Groucho Marx. Tendrás momentos duros, tristes, incluso puede que llores, pero no pierdas la esperanza: sé fuerte. Un paso atrás (concesiones) y dos pasos adelante (exigencias).

Y con ese dar el corazón y la vida por tus hijos, con mucho amor y mucha exigencia (siempre acorde a su edad) irás viendo cómo, poco a poco, sin prisas, los frutos aparecen; y tendrás la satisfacción de haberlo intentado lo mejor que supiste.

-->
No te olvides de aplicar -o al menos, intentarlo- en todo el bonito recorrido de la educación: fortaleza, paciencia, buen humor, no discutir con tu cónyuge delante de tus hijos, sacrificio, alegría, optimismo... Y todo lo que tú bien sabes para lograr que tus hijos sean buenas personas, libres y responsables. Ah! y disfruta con todo lo que tus hijos hagan bien y ¡ANIMA SIEMPRE!

COMENTARIOS AL ANTEPROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE ORDENACIÓN E INTEGRACION DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL

Con fecha 15 de junio de 2021 se ha presentado por el Gobierno el anteproyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación P...